No existe nadie en este mundo que no haya albergado, en cualquier etapa de su vida, un terror absoluto hacia algún monstruo, literario, cinematográfico o de cualquier índole. En lo personal, H.P. Lovecraft se encargó de llenar de terror mis sueños con la creación de Chtulhu, a quien ustedes pueden ver en la imagen; él es el causante de mi erizamiento capilar.
Lo malo es que los entes monstruosos muchas veces traspasan el plano de la imaginería y vienen a dar a la realidad, o lo que es lo mesmo, nos encontramos con cada pinche esperpento en esta vida, que Dios guarde la hora, a continuación me explico. En la casa que se encuentra enfrente de donde yo habito (y que es casa de ustedes también), habita una señora tan amable como la bruja de Blair, que al parecer tiene al mismo diseñador de modas que Walter Mercado y que la maquilla algún alumno resentido de Tamayo, aunado a esto, le han hecho tanta hojalatería en el rostro, que para mí ya mutó en delfín… no, no le ha dado por salvar bañistas en las playas (en el chilango sólo podría hacerlo en las de Marcelo, pero hasta para ella sería extrema crueldad obligarla a meterse a ese pantano); lo que pasa es que le han estirado tanto la piel para cubrir sus arruguitas, que ya tiene el ombligo en la nuca, ora nomás falta enseñarle a hacer una que otra gracia y ya la hizo.
Esto viene a colación porque el pasado jueves la honorable señora X (no puedo nombrarla, digamos que es algo así como Voldemort), hizo acto de presencia de una manera tan teatral que estuve a punto de aplaudirle de pie. Resulta que unos cuantos niños estaban disfrutando de una cascarita, la neta, estaban jugando tan padre que yo estaba baboseando por la ventana viéndolos mientras ayudaba a Sara a hacer su tarea; cuando tuvieron el mal tino de volar su baloncito a la cueva casa de doña X. Acciones suspendidas y el volado para asignar al emisario en la misión de rescate del esférico. El elegido de los dioses la palomilla se encamina hacia la mencionada vivienda, toca el timbre de manera educada y discreta, y lo que obtiene por respuesta es un sonorísimo ¡¡¡ PSSSSSHHHHHFFFFFTTTTTT !!!, escalofriante ruido producido al introducir un objeto punzante en el cuerpo del esférico (o lo que es lo mesmo, la pinche vieja les ponchó su baloncito), y del interior de la morada de ese miserable cuervo de egoísmo, nomás salió disparado el balón, ya sin el menor rastro de galanura.
Los jugadores nomás se vieron las caras los unos a los otros y se fueron cada uno a su casa, sin decir nada ni hacer escándalo; y a mí que me hierve el buche del coraje y que me le arranco a la susodicha, pero nomás de verla se me hicieron las piernas de bubulubu expuesto al sol, porque salió sin gota de maquillaje, y yo me dije «Ya valiste, has liberado al kraken». Después de armarme de valor, le reclamé su «hazaña» y que le suelto unas tres o cuatro de mis más memorables y jarochas frases; la quimera en cuestión nomás se me quedó mirando y por más que me esforcé, nomas no vi emoción alguna, tons decidí que lo mejor era retirarme, no vaya a ser la de malas que me vaya a convertir en piedra. Lo sorprendente es que al dia siguiente el balón fue repuesto y todo volvió a ser como antes.
Lo cuál me deja una duda muy grande… ¿quién es más montruosa, mi nada sociable ni agraciada vecina, o yo, la del vocabulario de bucanero? Ay Dios…
He dicho.
Agradezco a mi amiga Dj Mexicana la imagen que ilustra este post… que es el vivo retrat0 de mi hermano Julio. (La imagen, no Dj Mexicana)